Ernesto tiene 45 años, 20 de ellos liderando el proyecto ̈Humidores Habana ̈, ubicado en su natal Víbora Park, Arroyo Naranjo, el cual aglutina a otros creadores y artesanos de la capital. Multi premiado artesano, orfebre y diseñador, de formación autodidacta, actualmente es el mayor exportador de Humidores de Cuba.

Ernesto Aguilera es un joven orfebre cubano de formación autodidacta que, conquistado por las bondades de la madera, decidió utilizarla para hacer nuevas obras: Humidores, que hoy secomercializan en más de 30 países. Originales muebles para conservar habanos,

que toman vida entre las manos de Ernesto, quien fusiona la madera con diversos materiales como metales, piedras y hueso. Para conocer más y mejor el mundo de “Humidores Habana”, desde donde construyen las esculturas de madera más elaboradas de Cuba; te proponemos un recorrido guiado, donde el propio Aguilera nos muestra las intimidades de su taller.

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Experiencias

Que incluye

- Transporte hasta la fábrica de Humidores situada en el extraradio de la Habana

- Recorrido guiado por la fábrica (2 Horas)

- Transporte de regreso a La Habana

Recomendado Llevar

• -  Cámara de fotos

• -  Ropa y zapatos cómodos

Saldremos en carro desde el Vedado en la mañana (10:00), llegando luego de un viaje de 20- 30minutos (aproximadamente).
Nos recibirá Ernesto, quien nos llevará de recorrido por el local de 200 metros cuadrados y mucha historia. Nos hablará del quehacer diario de su equipo y de cómo elaboran todas las piezas, hasta las más complicadas, de forma artesanal. Pasaremos por todas las etapas de la confección de un humidor: carpintería, tallado, pintado, secado, zona de control de calidad, y la zona de exposición, donde se podrán admirar las obras terminadas y si se quiere, comprar algunas como souvenir.

Descubriremos que el “ley motive” del taller es “nada se desecha: todo se arregla, se recicla, se reconstruye”. Gracias a este pensamiento, han aflorado verdaderas obras de arte con maderas de más de 100 años, rescatadas de antiguos edificios (alguno icónicos) a punto de demolición; y cuentan con herramientas de trabajo que tienen más de 50 años, y otras, tan reformadas, que son llamadas por ellos mismos “Frankenstein”.

Pero el mayor ejemplo de este pensamiento es que el taller se ha convertido, sin proponérselo, en referencia local, dando trabajo a familias de la comunidad y oportunidades a aquellos jóvenes que no iban por buen camino y resultaron grandes artistas.